22 de Octubre.

Octubre es un mes especial. Y hace un par de semanas me encontré por ahí esta gran historia que me ayudó a recordarlo: Corría el año de 1973, y Stephen King no tenía un solo dólar en el bolsillo. En aquel entonces vivía en una casa rodante y conducía un Buick que se caía a pedazos, sostenido con alambres y cinta adhesiva. La esposa de King, Tabby, trabajaba en el turno de la tarde en un Dunkin Donuts, mientras él, para poner dinero en la mesa, en una lavandería industrial y hacía también trabajos extras como conserje. Tenían un niño pequeño y un recién nacido qué alimentar y conseguir el tiempo para escribir ficción era muy difícil. Aún así, cada noche, mientras Tabby cambiaba pañales, cocinaba y preparaba la mesa para cenar, Stephen King se encerraba en el cuarto de lavado, entre la secadora y la lavadora de su casa rodante a escribir. Un día, un colegio de la zona le hizo una oferta que no podía rechazar. El club de debate necesitaba un nuevo asesor docente y...