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Mostrando las entradas de marzo, 2024

Dejar atrás la vida que toleramos.

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   Sofía llegó a nuestra vida el primero de abril del 2014. Para ese entonces, Santiago ya tenía cuatro años con nosotros y al menos en lo que respecta a ser padres, ya no éramos unos novatos.  Nos sentíamos confiados en términos de nuestra nueva logística familiar e incluso meses antes realizamos un presupuesto considerando los gastos a los que en nuestra experiencia, sabíamos nos íbamos a enfrentar. Al final las cuentas empataban con nuestros ingresos, por lo que la emoción era más grande que la preocupación y el futuro no parecía tan complicado.  Oh, sorpresa.  Afortunadamente todo salió bien con Sofía y teníamos ahora a esta nueva y hermosa integrante de la familia. Hablando desde mi experiencia, creo que la conexión emocional del papá tiene un desfase de nueve meses respecto a la de la mamá, nuestro proceso de enamoramiento inicia cuando los vemos por primera vez. Ese primer encuentro es impactante. Y día a día, esta conexión se fortalece. La curva de inclusión de Sofi a la famili

Sopa de letras.

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 Hace poco escribí acerca de mi experimentación con el ayuno prolongado. Ya el año pasado tomaba los Lunes para un ayuno a veinticuatro horas, pero este año di el paso para extenderlo un día más e incluso, una sola ocasión, a setenta y dos horas. El protocolo que hasta este momento encontré se adecúa a mi rutina, es ingerir el último alimento de la semana el domingo a las seis de la tarde y retomar el Martes a las ocho de la noche. Al principio el día uno era muy difícil, alrededor de la hora dieciocho me empezaba a doler la cabeza, me encontraba muy irritable, con niebla mental, ansiedad enorme por comer y durante el entrenamiento me sentía muy débil y ligeramente mareado. Ya con el paso de las semanas esto se ha hecho más tolerable, ya no me duele la cabeza ni tengo niebla mental. Aprendí también que la debilidad y el mareo era por la deshidratación, así que ahora me aseguro de estar hidratado. En términos de calorías, aunque pareciera ser un cambio muy abrupto, a total semana solo e

Los límites de tu percepción.

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 A la orilla de un tranquilo lago, rodeado de majestuosas montañas, vivió alguna vez un campesino muy sencillo y trabajador.  El campesino tenía muchos años trabajando en su finca y estaba ya algo cansado de la rutina y las arduas labores que implicaban el mantenimiento de la misma, así que se decidió a vender su propiedad. Solo tenía un pequeño problema, no sabía cómo redactar el anuncio, por lo que se apresuró a bajar al pueblo para pedirle ayuda al poeta de la comunidad.  Y llegó a él a muy buena hora. Precisamente el poeta estaba por emprender un largo viaje, pero ante la fácil faena solicitada, ayudó al campesino con gusto y posteriormente a ello, partió. A los tres meses, a su regreso al pueblo, el poeta acudió a la finca para conocer a los nuevos inquilinos y presentarse. Pero grata fue su sorpresa al llegar y encontrar a su viejo amigo.  Curioso e incrédulo, preguntó al campesino si no había tenido éxito con la venta de tan grandioso lugar, a lo que el campesino resolvió: - Mi