El radiante destello del futuro.

En un cerrar y abrir de ojos estamos cerca ya de concluir el último mes del año. Y aunque es cierto que el fin de un ciclo en el calendario no refleja ningún cambio tangible en nuestra realidad, yo soy de los que creen que existe cierto misticismo en aprovechar estas fechas para reflexionar lo aprendido, los objetivos alcanzados y también para calibrar o fijar nuevas metas hacia el siguiente ciclo. Tengamos claro o no hacia donde nos dirigimos, el tiempo no espera por nosotros. Un año puede significar grandes experiencias en tu camino de autoconocimiento y desarrollo; pero también, si eres de los que gusta provocarse urgencia, un recordatorio incómodo de que cada año que pasa es uno menos en tu búsqueda hacia conseguir aquello que deseas, y disfrutar aquello que ya tienes. Escuchaba hace algunos días esta idea de que conforme envejecemos, nuestro tiempo adquiere cada vez más valor, dado que cada año tenemos menos. Pero así como como el tiempo va consumiéndose, junto con su partida...