El futuro es ahora.
"Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros".
— Sartre.
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Hace poco me encontré uno de mis viejos escritos. Tendría alrededor de veintiún, quizá veintidós años cuando lo redacté. Leer tus pensamientos con tantos años de diferencia tiene cierto misterio. Es como abrir una cápsula del tiempo y regresar a recordar cómo veías la vida. Cómo la sentías.
Este es un extracto de mi escrito:
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"Siempre he tenido miedo de muchas cosas, generalmente quiero aparentar que no es así. A nadie le gusta demostrar miedo, lo cual no significa que no lo sientan. Tengo miedo de no encajar, tengo miedo de pasar desapercibido por la vida, tengo miedo de proyectar una mala imagen. De algún día arrepentirme de la persona en la que me he convertido.
Aún no sé que tipo de persona soy. A veces me considero bueno, otras malo; algunas veces víctima, otras verdugo. Supongo que a todos nos pasa, quizá es parte de nuestro ciclo de vida y del aprendizaje que tenemos qué sacar de esta.
Espero con ansia mis 40's para ver la clase de persona en que me convertí. Sería genial poder viajar a esa época y ver si me agrada quien soy; y si no fuera así, regresar y hacer algo al respecto.
Pero bueno, eso no es factible. Así que creo que tendré qué aplicar lo que dice R. Sharma y hacer de la suma de cada día algo bueno".
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En aquellos años recuerdo que me era muy difícil encontrar paz. Necesitaba certezas. Saber si iba en el camino correcto. Cargaba con demasiados fantasmas, culpas de mi pasado y tenía esta necesidad auto impuesta de demostrar a todos que tenía valor, que era suficiente.
El tiempo es un buen maestro. Pero no el tiempo por sí solo, sino hacer introspección, reflexionar acerca de tus experiencias de vida, ser autocrítico y aprender de tus errores. La intención de ser una mejor persona. La acción que derives de ello. Hacer de la suma de cada día algo bueno. Ser humilde y mantener un deseo constante por aprender. Por crecer.
No somos nuestro pasado. No somos lo que hicieron con nosotros. Somos lo aprendemos de ello. Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.
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"Nuestros deseos más sinceros son semillas que el tiempo riega hasta volverlos realidad".
— Robin Sharma.
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Hace un par de semanas, camino a casa después de un entrenamiento sabatino, veníamos conversando Santiago y yo acerca de los conflictos existenciales, de cómo en ciertas etapas de tu vida te sientes abrumado por tu realidad y no tienes claro lo que te depara el futuro. Me preguntaba Santiago si cuando yo era joven imaginaba vivir lo que estoy viviendo, y le contesté que no, que ni siquiera en este pasado Diciembre imaginaba lo que estoy viviendo hoy.
Aunque ahora, mientras escribo esto y pensando mejor mi respuesta, le contesté mal. Quizá no imaginaba hacer lo que estoy haciendo, porque el universo siempre obra de manera misteriosa. Y aunque en aquellos años no imaginaba a qué me iba a dedicar, sí entonces deseaba con todo el fervor de mi corazón tener una familia como la que ahora tengo. Confiar más en mí. Tener algo qué aportar a las personas e influir en ellos. Amar tanto a la vida como hoy lo hago y como en aquellos años deseaba hacerlo. Es solo cuestión de tiempo para que nuestros deseos más profundos se vuelvan realidad.
He aprendido que la paz no se encuentra cuando todo se aclara, sino cuando aprendes a caminar incluso en medio de la niebla. No se trata de encontrar respuestas, sino de hacerte mejores preguntas. En aquellos años me preocupaba de sobremanera llegar con vergüenza a mi futuro. En dos semanas cumplo 40. El futuro es ahora. Y me encanta.
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"Es curioso cómo pasan los días y nada cambia; sin embargo, miras atrás y todo es diferente".
— C. S. Lewis.
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La consistencia luce como si nada pasara, hasta que todo cambia. A lo largo de mi vida he aprendido que no hay herramienta más poderosa para transformarte que hacer, día tras día, pequeñas cosas con intención. Nada extraordinario. Nada perfecto. Pequeñas cosas, sostenidas en el tiempo.
De niño soñaba con este momento en que mi vida daba un giro de ciento ochenta grados y todo mejoraba repentinamente. Pero no, la vida es más como una acumulación. Asumir o rechazar el papel de víctima. Decidir hablar o quedarte callado. Adoptar nuevos hábitos y dejar aquellos que te rezagan. Soltar la comodidad. Un acto de humildad. Un acto de bondad. Enfrentar tus miedos. Fracasar. Perdonarte. Levantarte. Hacer lo que tienes qué hacer, incluso cuando no te sientas mental o físicamente bien.
Todo esto, todos los días, sin gloria ni aplausos. Y de pronto, todo cambia. Dice Proof en una de sus canciones que la vida no trata de hacerse viejo, sino de hacerse grande.
En ocasiones Linda y yo conversamos acerca de cómo va a ser nuestra vida en nuestros 60's. Dónde vamos a vivir. Cómo van a ser nuestros días. Cómo vamos a ser nosotros. Yo tengo esta fantasía de vivir en un pueblito por el que puedas caminar tranquilamente por las calles y sentarte por alguna plaza a tomar un helado. Ir al gimnasio por la mañana. Ir a hacer las compras del día. Ir al cine. Leer mis memorias y escribir novela. Estar en paz.
Espero con ansia mis 60's para ver la clase de persona en que me convertí. Aún tengo mucho por trabajar. Cargo este lastre emocional al que le he ido quitando peso con el tiempo - o quizá me he hecho más fuerte y ahora me es más liviano - del que me gustaría deshacerme. Quiero ver a mis hijos de adultos. Escucharles y orientarlos en sus decisiones importantes. Ser un buen papá. Un buen esposo. Un buen ser humano.
Al igual que hoy yo leo este escrito de mis 20's y me siento orgulloso de mi progreso personal y cómo superé esas tormentas internas, espero también algún día, mi yo de sesenta esté leyendo esto y se sienta orgulloso del presente que creó para sí y los suyos.
Mientras tanto, a hacer de la suma de cada uno de mis días, algo bueno.
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