El valor en el contraste.
"Lo más importante nunca debe estar a merced de lo urgente.”
— Stephen R. Covey.
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Por allá del 2017 yo era responsable de una Coordinación de Transporte en la Planta de Gamesa, en Monterrey. Para entonces Sofi tendría algunos tres años y se iba a presentar su festival Decembrino en un lugar muy cerca de mi trabajo, por lo que confirmé a mi esposa mi asistencia. Era su primer bailable.
Siempre he sido muy exigente conmigo mismo respecto a mis obligaciones profesionales, quizá en ocasiones rayo en la necedad. Quien me conoce sabe a qué me refiero. Por la mañana dejé todo preparado para poder darme una escapada rápida y ver a mi niña, al fin y al cabo iba a ser un lapso breve y regresaba a mis funciones.
Ya adentro en el festival, mientras pasaban al escenario el resto de los grupos del kinder, me hablaron al cel, era la Subdirectora de Transporte, así que tenía qué salir a tomarla. Supuse era un tema urgente. La llamada se extendió. Para cuando regresé a mi lugar, Sofi ya había bailado...
Hoy en día no recuerdo para qué era la llamada. La Subdirectora no recuerda que me marcó. Sofi no recuerda que no la vi, seguramente ni siquiera que bailó. Pero yo sí recuerdo que me perdí esa memoria para el resto de mi vida.
Y sería injusto condenarme por la decisión de tomar la llamada. Porque no ha sido, y sé que no será la última vez que suceda alguna situación de este tipo. Mi autoexigencia y mis decisiones - con el costo que conllevan - me han traído hasta este lugar. Pero hace poco tuve una charla con un gran líder en Mercado Libre que me cambió un poco la perspectiva. Él me decía que hice lo que tenía que hacer para llegar a donde estoy, pero que ir al siguiente nivel, lo más importante nunca debe estar a merced de lo urgente. Que es muy bueno ser importante, pero es más importante ser bueno.
Y me emociona mucho el ver y colaborar con personas exitosas que vivan estos valores.
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"Los días hermosos no vienen a ti, debes caminar hacia ellos."
Rumi.
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A mitad de Octubre me dijo Linda que en Diciembre se iba a presentar Kevin Kaarl en el Auditorio Nacional. Yo lo empecé a escuchar por allá del 2020, para entonces un tipo tímido de 20 años, oriundo de Chihuahua con un vozarrón bien profundo y melodías muy nostálgicas.
Busqué los boletos en línea y solo encontré opciones en Viagogo. Compré boletos para los 4. No conocía la plataforma ni su modelo de negocio - hasta este momento sigo con muchas dudas de cómo funciona -. Al final me llegó un correo donde me indicaban que los boletos físicos me debían llegar al menos 3 días antes del evento.
El evento era el sábado 6 de Diciembre. Era miércoles y yo no sabía nada de ellos. Para el jueves me llegó un correo diciendo que mis boletos habían sido enviados de Orizaba y que llegaban el viernes por la tarde, así que me tranquilicé un poco. El viernes temprano revisé y le fecha de entrega se había actualizado, al lunes 8 de Diciembre...
Le comenté a Linda y obviamente nos decepcionamos, iba a ser una buena aventura. Aún así, por mera curiosidad buscamos en internet y, en efecto, el sábado estaba lleno. Pero descubrimos opciones para ese mismo día, literalmente en la última fila pegado al techo.
Yo estaba en Cuautitlán. El evento iniciaba a las 20:30 hrs, en viernes. Mínimo teníamos qué salir a las 18 hrs de Toluca al Auditorio, y mínimo me aventaba dos horas de Cuautitlán a Toluca para ir por ellos. En otro tiempo ni siquiera lo hubiera considerado, porque implicaba salirme más temprano de mi trabajo.
Compré los boletos.
Aún no soy esa persona que quiero ser. Pero la vida me ha enseñado que no existe habilidad que no pueda desarrollarse si se practica lo suficiente. Los días hermosos no vienen a ti, tú debes caminar hacia ellos.
El evento estuvo de lujo. Me encanta la acústica del Auditorio y más con música que te llega al alma. Quizá en un futuro mis hijos recuerden esto como una actividad de fin de semana más con su Mamá y su Papá. Pero para mí fue más que eso. Yo el viernes me regalé una memoria que me voy a llevar para toda la vida. El viernes decidí hacer lo urgente a un lado y escalé un peldaño más en mi travesía hacia el hombre que quiero ser.
A veces encuentras el valor en el contraste. Yo sé lo que significa llegar tarde a mi asiento. Y por eso hoy, aunque sea en la última fila, aprecio mucho estar ahí.

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