Reconoce tu reflejo.

 Hace ya un tiempo, me encontré por ahí una anécdota de Thomas Alva Edison, que aunque no estoy seguro que sea del todo cierta, resume muy bien el poder del autoconcepto sobre la realidad:


"Un día, un niño pequeño llamado Thomas Edison, llegó apresurado a su casa de la escuela y entregó a su mamá un papel. 


- Mamá, mi maestro me dio este papel, me dijo que te lo diera y que tan sólo tú podías leerlo. ¿Qué es lo que dice?


Los ojos de su madre se llenaron de lágrimas y leyó la carta en voz alta a su hijo. 


- Su hijo es un genio. Esta escuela es demasiado pequeña para él y no contamos con maestros suficientemente buenos para enseñarle. Por favor, edúquelo usted misma.


Su madre se dedicó en cuerpo y alma a él, hasta que enfermó y murió. Y muchos años después de que su madre falleciera, Edison se convirtió en uno de los inventores más importantes del siglo.


En alguna ocasión, revisando en viejos archivos encontró la carta que años antes el maestro escribió a su mamá y la abrió. El mensaje decía: « Su hijo es mentalmente deficiente. No podemos permitir que asista a nuestra escuela. Está expulsado. »


Edison no podía creerlo. Y entendió entonces que si bien ante el mundo era un niño con deficiencias mentales, su madre le ayudó a desarrollar una autoimagen distinta y que eventualmente, terminó volviéndose realidad. La del genio del siglo."


Una historia muy poderosa. 


Brian Tracy dice que para lograr cualquier cambio en nuestra vida, tenemos qué empezar por nuestro autoconcepto. Y para esto, tenemos qué entender que hay tres partes que lo definen. Nuestro ideal propio, que pudiéramos explicarlo como la persona que desearíamos ser. La segunda parte es la autoimagen, que es un retrato de cómo nos vemos y lo que pensamos de nosotros mismos. Y por último, la autoestima, es decir, cuánto nos agradamos a nosotros mismos.


La distancia que existe entre tu ideal propio y tu autoimagen, pudiera tener un impacto en tu autoestima si no eres cauto. Pero, para nuestra fortuna, esto es totalmente maleable y depende completamente de nosotros. Y es nuestra responsabilidad estrechar esta distancia en búsqueda de nuestra mejor versión. 


El otro día en una charla con Linda, reflexionábamos acerca de cómo fueron cambiando las cosas, en qué punto empezaron a mejorar y de lo que sigue para nosotros. Recuerdo que hace ya varios años, yo creía en que en la medida en la que alcanzara mejores posiciones de liderazgo y mejores ingresos, mi ideal propio llegaría solo, de la mano con esto. Y no, ahora sé que no. No tienes qué conseguir para ser, tienes qué primero ser para después conseguir. Porque sin una base sólida que soporte tu nueva estructura, es solo cuestión de tiempo que se derrumbe.


Hay una frase del Dr. Mario Alonso Puig que me encanta y me ayuda a reafirmar esto: No te enfoques en conseguir tu sueño, enfócate en la persona en la que te tienes qué convertir para alcanzarlo. 


Y es utópico pensar que algún día llegaremos a ser nuestro ideal propio, porque conforme estrechamos la distancia, también nuestro entorno cambia, obtenemos nuevo conocimiento y nos relacionamos con otras personas que nos inspiran. Y todo esto genera un nuevo concepto de ideal propio. 


Pero sí es importante, de cuando en cuando hacer un alto en tu vida y reconocer tu reflejo, y no para ver lo que eres, sino para ver en este, lo que algún día serás.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

All my loving...

Cerrando círculos.