Exige la grandeza que mereces.

Es común dudar de nuestras capacidades y limitar nuestros sueños a las expectativas impuestas sobre nosotros; o peor aún, a lo que nuestro entorno nos ha hecho creer que merecemos. Ya sea por miedo al fracaso, por falta de visión, por un débil desarrollo del autoconcepto o simplemente comodidad, en muchas ocasiones el tamaño de nuestros sueños es reflejo de nuestras creencias limitantes. Y no podemos estar más equivocados, porque merecemos grandeza. En Piense y Hágase Rico, Napoleon Hill nos muestra el siguiente verso de un poeta anónimo: "Le discutí un penique a la vida, y la vida no me dio más, por más que le imploré durante muchas noches cuando contaba mis escasos bienes. Porque la vida es un amo justo que te da lo que le pides, pero cuando has fijado el precio debes aguantar la tarea. Trabajé por un salario de jornalero solo para descubrir, perplejo, que cualquier paga que hubiera pedido a la vida, esta me la hubiese concedido de buen grado". El universo res...