El viaje del héroe.

 "𝘋𝘦𝘣𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳 𝘥𝘪𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰𝘴 𝘢 𝘳𝘦𝘯𝘶𝘯𝘤𝘪𝘢𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘭𝘢𝘯𝘦𝘢𝘮𝘰𝘴, 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵á 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴".


Joseph Campbell.


Todo mundo tiene problemas. Independiente al contexto económico, social y cultural, a lo largo de nuestra vida constantemente estamos enfrentándolos y lidiando con dificultades que ponen a prueba nuestra creatividad y perseverancia. Y durante nuestro desarrollo, a medida que los vamos superando y mejoramos como personas, pareciera que la vida se pone un poco más fácil, al menos temporalmente...


Algunos problemas desaparecen y algunos otros llegan a formar parte de nuestro entorno y nos acostumbramos a vivir con ellos. La cotidianidad termina envolviéndonos. De pronto y sin darnos cuenta, nuevos desafíos aparecen ante nosotros, algunos que en su momento parecieran pequeños, los dejamos permanecer y crecer tanto que ahora es inevitable ignorarlos. Vivir con ellos es un conflicto, pero enfrentarlos implica también un sacrificio y nuevos obstáculos. En este punto, la pregunta que te tienes qué hacer es: ¿Qué tipo de problemas quieres tener?


Joseph Campbell, escritor y estudioso de la mitología, identificó un patrón que caracterizaba el desarrollo de los personajes en el sinfín de historias que investigó, tanto en religiones orientales como occidentales, y lo llamó el viaje del héroe. El viaje del héroe es un marco narrativo que estructura en términos simples la evolución de una persona en su lucha con ciertas dificultades en pro de conseguir un objetivo y su salida victoriosa de esta. A todos nos gustan los héroes, y si bien este molde ha funcionado en el tiempo para el desarrollo de nuestros personajes favoritos, tiene la suficiente flexibilidad para aplicarlo en nuestra vida, a nuestra historia.


Y todo inicia en el contexto de nuestra 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚, nuestra rutina. Siempre hay un punto en el que tocamos fondo, en el que llega nuestro 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐚𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐚. Aquí es donde tienes qué elegir entre el tipo de problemas que quieres tener, si continúas cargando con el conflicto que te aqueja y pagas el precio del arrepentimiento, o si decides embarcarte en el viaje que posiblemente te sacará de este, y pagas el precio del dolor y la disciplina. La respuesta no es tan obvia, aún y cuando nuestra realidad no sea del todo satisfactoria, el temor a la incertidumbre nubla nuestra mente. Entonces surge el 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐫. Cuando el alumno está listo, el maestro aparece. Siempre la opinión y aliento de alguien que ya transitó el camino es muy valiosa, ante la duda de cuál opción tomar. Y está figura toma también relevancia hacia adelante, cuando nos enfrentemos a las dificultades inherentes al trayecto. 


Cuando finalmente decidimos enfrentar nuestros problemas y tomar medidas para resolverlos, cruzamos el 𝐮𝐦𝐛𝐫𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐚. Este momento es un parteaguas en el viaje del héroe, donde dejamos atrás la comodidad y la familiaridad en busca de un mejor porvenir. Durante este, enfrentaremos 𝐩𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚𝐬 𝐲 𝐝𝐢𝐟𝐢𝐜𝐮𝐥𝐭𝐚𝐝𝐞𝐬 que pondrán en duda nuestra decisión. Estas dificultades, en ocasiones pueden parecer insuperables, pero son las que nos permiten crecer y desarrollarnos como individuos. Y llega un momento, cuando persistimos lo suficiente, incluso algunas veces posterior a una muerte espiritual, en que el experimentamos una 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚. Precisamente este era el resultado deseado. No obtener aquello que buscas, sino convertirte en la persona que consigue lo que buscas.


Finalmente, después de superar todas las pruebas y desafíos, llega el tan esperado 𝐫𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨 𝐭𝐫𝐢𝐮𝐧𝐟𝐚𝐧𝐭𝐞. Ya en esta etapa, hemos cambiado y evolucionado, y nuestro regreso es a un plano material y espiritual superior, que eventualmente se convertirá en nuestra 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚 e inicio del nuevo ciclo. Cada viaje es único. Y cada uno de nosotros tenemos el c̶o̶m̶p̶r̶o̶m̶i̶s̶o̶ potencial de ser el héroe en nuestro propio viaje, pero para lograrlo, debemos recordar dos cosas: 


No podemos partir sin el deseo vehemente de regresar victoriosos. Y que todo viaje, inicia con el primer paso...




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