Sopa de letras.

 Hace poco escribí acerca de mi experimentación con el ayuno prolongado. Ya el año pasado tomaba los Lunes para un ayuno a veinticuatro horas, pero este año di el paso para extenderlo un día más e incluso, una sola ocasión, a setenta y dos horas. El protocolo que hasta este momento encontré se adecúa a mi rutina, es ingerir el último alimento de la semana el domingo a las seis de la tarde y retomar el Martes a las ocho de la noche.


Al principio el día uno era muy difícil, alrededor de la hora dieciocho me empezaba a doler la cabeza, me encontraba muy irritable, con niebla mental, ansiedad enorme por comer y durante el entrenamiento me sentía muy débil y ligeramente mareado. Ya con el paso de las semanas esto se ha hecho más tolerable, ya no me duele la cabeza ni tengo niebla mental. Aprendí también que la debilidad y el mareo era por la deshidratación, así que ahora me aseguro de estar hidratado. En términos de calorías, aunque pareciera ser un cambio muy abrupto, a total semana solo es una reducción del quince porciento. No he perdido fuerza muscular y mis entrenamientos ya no se ven afectados. 


Me he dado cuenta que en los días de ayuno soy muy receptivo a la información que escucho y son los días en los que más momentos de eureka tengo. En cuanto a la ansiedad, ha ido disminuyendo poco a poco, incluso ahora puedo acompañar a mis compañeros en el trabajo a comer, sin la tentación de probar bocado, aunque también es cierto que durante el día me resultan varios antojos. Uno muy particular, desde que inicié con esta práctica es el de romper mi ayuno con una buena sopa caliente. No sé porqué, Linda cree que es por la costumbre con la que crecimos de que cuando estamos enfermos y el cuerpo está bajo ataque, una buena sopita caliente siempre es una caricia al alma. 


James Clear dice que cuando no existe adversidad en nuestra vida, debemos provocarla nosotros mismos. Crecemos en la adversidad. Y si no estamos resolviendo algún reto, si no estamos obligándonos a crecer, el tiempo continúa avanzando y ello nos hace retroceder.


Es una de las causas por las que me obligo a esto. Pero en este camino, no todos los días resultan fáciles de llevar. En lo personal, si pudiera plasmar mi nivel de motivación en una gráfica de pastel, considero que un cincuenta por ciento entraría en el rango de "solo haciendo el trabajo", un treinta por ciento en el rango de "muy motivado" y un último veinte por ciento en el rango de "vamos, ya casi es viernes". Incluso estos estados fluctúan a lo largo del día. Pero independiente al estado emocional en el que me encuentre y en ocasiones a pesar de que físicamente me encuentre mal, no fallo. Hago lo que tengo qué hacer. Y no es autoflagelación, es solo que a lo largo de mi vida he aprendido a conocerme un poco más, y sé qué hábitos debo mantener para activar ese estado emocional deseado y qué no debo permitirme hacer para mantenerme alejado de ese estado emocional indeseado. Hace muchos años ese veinte por ciento en mí definitivamente era una proporción más grande. 


Y sí, es más difícil mantener la disciplina cuando no veo resultados tangibles en el día a día, pero he aprendido a confiar en que el cambio está sucediendo, no todos avanzamos al mismo ritmo y no es una carrera contra nadie más que contra ti mismo. He entendido que el viaje del desarrollo personal no es una línea continúa ascendente, hay picos, valles y mesetas, y las mesetas en ocasiones son extensas. Pero de cuando en cuando, un día amaneces y algo cambió en tu cerebro, y descubres en ti nuevas habilidades. Un día recibes ese tipo de retroalimentación que te hace ver el avance, o mejor aún, un día recibes esa llamada tan deseada que es tu invitación a una vida mejor. Y ahí es cuando sabes que vale la pena, y ello enciende de nuevo la llama.


Y para cuando es uno de esos días en los que el mundo pareciera muy grande y necesito reconfortar mi espíritu, sé que soy muy afortunado y siempre me esperará un refugio de paz y amor en casa con un delicioso plato de sopa caliente y humeante sobre la mesa.


--------------------------------


"Cree en ti con toda la grandeza de tu corazón, porque si el universo puso ese sueño en tu corazón es porque también puso en ti toda la capacidad para que puedas hacer ese sueño una realidad.


Así que nunca permitas que una idea mediocre límite la grandeza de tu alma. Tú naciste para algo mucho más grande de lo que estás haciendo hoy"


Spencer Hofmann.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cerrando círculos.

All my loving...