Hazte amigo de los muertos.
Desde la antigua historia, la sabiduría adquirida a través de la experiencia ha sido uno de los tesoros más apreciados.
Cuando el ser humano tiene la humildad de reconocer que para aprender y mejorar, necesita del consejo y guía de aquel que ya transitó ese camino, las probabilidades de alcanzar el siguiente nivel de desarrollo personal son muy altas. El éxito siempre deja rastro para quien está dispuesto a observarlo. Y si bien, cada uno de nosotros somos únicos en nuestras particularidades, entender los hábitos y la perspectiva de vida de aquellos en un nivel más alto, facilita por mucho nuestra travesía.
Mi papá las llama cápsulas de experiencia. En aquellas noches en las que llegamos a tener conversaciones un poco más profundas, es su manera de entregarme sabiduría, a través de esas cápsulas. Y aunque no todas tenían sentido cuando me eran entregadas, por ahí se dice que cuando el alumno está listo, el maestro aparece. Y en ocasiones, lecciones que se me entregaron años atrás, cobraron sentido con el paso del tiempo.
Ya en el mundo profesional, existe la mentoría. Y no es fácil accesar a ella, porque requiere de una relación de profunda confianza y no todos están dispuestos a brindarla. Si bien es cierto que en cuanto a experiencia técnica y ejecutiva es muy útil tener un mentor, existe también una alternativa tan simple, pero tan poderosa que te permite accesar a conocimiento ancestral cuyas lecciones continúan aportando gran valor en la actualidad. Hacerte amigo de los muertos.
Desde las Meditaciones de Marco Aurelio, las Cartas de Séneca, Piense y Hágase Rico de Napoleón Hill, La Última Lección de Randy Pausch, El Poder de la Intención de Wayne Dyer y muchísimas obras de otros grandes ilustres, guardan grandes pensamientos y experiencias que te permiten expandir tu conciencia y allanar el camino de tu desarrollo personal. Acceder a este conocimiento es recibir mentoría, pero como en la práctica de la misma, tienes qué asegurarte de ejecutarlo. El conocimiento sin acción es poder sin ejecución.
A veces la sabiduría está más cerca de lo que creemos, pero tienes qué estar abierto a recibirla. Como se menciona en la práctica estoica, la sabiduría no es la adquisición del conocimiento, sino la preparación que te brinda este para la vida...
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