El destino del llanero solitario.

 Por allá del 2004 me desempeñaba como ayudante general en un taller de máquinas herramientas en Monclova, Coahuila (específicamente en Estancias, los que son de allá me entenderán). Estudiaba entonces la carrera de Ingeniería Industrial en el Tecnológico de la ciudad por las tardes, y por las mañanas, con el fin de tener mis propios ingresos, me contraté en dicho taller. Había realizado ahí también mis prácticas de la preparatoria, por lo que ya me conocían los dueños y me resultó fácil entrar.


Mis actividades consistían en llevar el refrigerante para las máquinas, limar los filos y dar el acabado a las piezas, cargar y descargar la camioneta, relevar al personal en sus descansos, entre otras cosas. Era un trabajo pesado, pero me gustaba, me sentía útil y era bueno en lo que hacía. Mis días transcurrían entre mi trabajo y escuela de lunes a sábado, llegaba ya muy noche a la casa de mis papás a hacer la tarea pendiente y a dormir para iniciar de nuevo.


Las charlas en el taller eran acerca de futbol, cerveza, las aventuras de los trabajadores en sus años mozos y cómo eran los más intrépidos y temidos del barrio, cerveza, lo mal pagada que era su labor, y sí, más cerveza. Era común que me recomendaran no avanzar tan rápido en mis tareas porque iba a mal acostumbrar a los jefes y "esos no tienen llenadera". También era común que hicieran mofa de mi falta de aventuras como las suyas y de que no bebiera a su ritmo. En determinado momento quise pertenecer, pero no me funcionó, no me sentía auténtico.


Y en la escuela no era del todo diferente, tampoco me sentía parte del grupo ni me gustaba la presión que se ejercía sobre aquellos que no eran parte de él. Si bien en lo individual todos somos diferentes, los grupos adquieren cierta mentalidad en masa que rechaza aquello que difiere de la norma. Mi papá tenía ya un tiempo insistiendo en que me fuera a estudiar a Saltillo y un día, sin más, lo decidí. Y partí.


La semana pasada venía escuchando Conversaciones, de Bandido Diamante y Adrián, en donde se mencionaba algo que me llevó precisamente a recordar esa etapa:


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"Es incómodo para la sociedad cuando un individuo se aleja del estándar. De pronto esas personas raras que usan sombrero y tenis, aquellos irreverentes que no tienen miedo de alzar su voz, los que no tienen los mismos hábitos que el promedio, se convierten en las ovejas negras.


Y el mundo hará todo lo posible por regresarlas al grupo en donde está la normalidad. Aunque ello signifique matar el espíritu del individuo".

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¿Cuántas personas habrán permitido su espíritu se marchitara en pro de pertenecer al ambiente en el que se encontraban? 


En una ocasión, llegó al taller otro ayudante, era temporada de vacas gordas para el negocio y el trabajo se estaba acumulando. Tenía mi edad, también estudiaba por la tardes y al igual que yo, quería tener su propio ingreso porque tenía algunos proyectos económicos qué concretar. Este chico se desenvolvía muy bien, por lo que rápidamente se incluyó al grupo. Era muy hábil en las actividades que nos asignaban y tenía esta inteligencia callejera bien desarrollada. 


En su afán de pertenecer y evitar el rechazo, empezó a practicar los hábitos y la filosofía del grupo. Y como además de pertenecer, quería sobresalir, lo hacía a través de los excesos, y era admirado por ello. Su identidad cambió. Obviamente en consecuencia, su futuro se desvío completamente de lo que alguna vez planeó para sí mismo.


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"Hay ciertos momentos en la vida de cada persona, en la que tienes qué alejarte del resto para seguir tu propio rumbo. 


No todos lo hacen. Pero aquel que lo consigue, emprende el camino del llanero solitario".


Horacio Marchand.


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El llanero solitario no es un inadaptado, es un rebelde. Parafraseando a Aldo Farías, un rebelde no teme jugar en el sistema y flexibilizar sus ideales en búsqueda de avanzar en su plan de vida. No sacrifica su identidad, evoluciona. 


En sus inicios, el rapero mexicano Alemán radicaba en Los Cabos, en aquel entonces no había escena como tal en su ciudad y los únicos foros que eventualmente llegaban a existir para que él se diera a conocer y entregara su mensaje, eran aquellos que el gobierno proporcionaba. Alemán era duramente criticado por esto porque iba en contra de los ideales del rap y si él hubiera sido un inadaptado, hubiera rechazado las oportunidades para "mantenerse real". Alemán fue más inteligente y aprovechó cada una de ellas hasta que su influencia era lo suficientemente fuerte para partir a una ciudad más grande y construir su carrera.


Y es difícil, no todos están dispuestos a nadar contracorriente y soportar las críticas que derivan de abrir tu propio camino, pero para aquellos que resisten, superar estos obstáculos no hace más que fortalecer su carácter. Porque la fortaleza no viene de una vida fácil, sino que es a través de sobreponerse a las derrotas y no rendirse ante los conflictos que se templa.


No permitas que lo que los demás crean que está bien para ti, modele tu realidad. Sé como el llanero solitario y emprende tu propio camino hacia tu destino.


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"Es en tus momentos de decisión, en los que tu destino se crea".



Tony Robbins.


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