El mundo a través de sus ojos.

 "Todas las personas mayores, al principio fueron niños. Aunque pocas de ellas lo recuerdan".


El Principito.


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El fin de semana camino a la planta baja pasé por la habitación de mi niña, Sofía. Ella precisamente acababa de salirse y estaba en la cocina, así que decidí jugarle una broma y me recosté sobre su cama para hacerme el dormido y ver cómo reaccionaba cuando regresara.


Sofía estaba tardando mucho en subir, así que para hacer tiempo y no quedarme realmente dormido (situación nada extraña en mí), me puse a observar su cuarto desde la perspectiva de su cama. Es una habitación bonita, muy rosa, apenas el año pasado le compramos la recámara que ella misma eligió y le emocionó muchísimo cuando llegó a casa. También tiene su cama llena de peluches con los que duerme todas las noches y le gusta tener a la mano tres cobijitas muy suaves con las que yo la arropo con cada una, dependiendo de la intensidad del frío según ella.


Me gusta pensar que en lo general es una niña feliz. En ocasiones, cuando se está bañando, desde nuestra recámara se escucha cómo entona algunas canciones que Linda y yo no alcanzamos a descifrar, a veces con un tono muy chistoso. Nos gusta mucho. Linda cree, y yo no estoy en desacuerdo, que cuando sucede esto es su corazón expresando la felicidad y paz que siente. 


Y observando ahí, su habitación, me preguntaba, ¿cómo será el mundo desde sus ojos? 


Ahora que Santiago me está acompañando los fines de semana al gimnasio, de cuando en cuando tenemos conversaciones profundas en el camino. Sobretodo de regreso a casa. Santiago las llama "las pláticas del carro". Este Domingo ya no recuerdo porqué salió el tema, pero estábamos hablando de cómo viví yo mi infancia, de cómo sería la de los abuelos, de su relación con ellos y cómo fue la mía. De cómo los adultos valoramos algunas cosas que para ellos son pequeñeces, y que en ocasiones es importante sacrifiquen un poco su confort en pro de regalarnos esos momentos que con los años para nosotros serán recuerdos muy apreciados.


Santiago siempre ha tenido buena memoria, pero a veces yo lo olvido. En esta charla se puso un poco emocional y me mencionó algunas situaciones de hace ya varios años que lleva consigo y definitivamente dejaron alguna huella en él. Es un buen niño. Y también me gusta pensar que es feliz, aunque eso es lo que creo yo. 


¿Cómo será el mundo desde sus ojos?


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"Comprarle a tus hijos lo mejor nunca va a reemplazar el darle a tus hijos lo mejor".


James Clear.


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Es difícil ser padre. A nadie nos gusta creer que como consecuencia de tus acciones vas a impactar de por vida en un ser humano al que amas tanto, en ocasiones para mal. Pero con el tiempo he aprendido que uno actúa desde su nivel de entendimiento. Si bien he cometido muchos errores, sobretodo con Santiago cuando era más pequeño, no me castigo con culpa, ahora sé que obraba desde mi desconocimiento. 


Roberto Martínez, de Creativo, menciona una frase que me gusta mucho ad hoc a este punto: No debemos condenar la ignorancia del pasado con la sabiduría del presente. Y de igual manera nos corresponde pensarlo así para con nuestra infancia y las heridas de nuestro pasado. 


Encontrar el balance entre corregir pero no herir, el soltar pero no descuidar y el dar pero no malcriar, es complicado. Hace poco escuché un podcast en donde Fernando Suarezserna nos platicaba que en una visita que tuvo con su psicoanalista, le preguntaba porqué si él tuvo una muy bonita infancia y sus papás además de amor, le brindaron todo aquello material que él quería, resultó relativamente bien y, en sus palabras, no fue malcriado.


A ello, su psicoanalista le contestó:


- Porque normalmente el "dar" viene a compensar cuando no te están mirando, y esa falta de amor es la que genera la carencia. Pero cuando se conjuga el "mirar" con el "dar", estás haciendo un buen trabajo con tus hijos.


El acompañar siempre marcará la diferencia.


Me agrada esa idea, me ayuda a romper un paradigma propio. Y sé que obviamente no hay una fórmula estándar dada la gran variedad de contextos que existen. Pero lo que sí es nuestra responsabilidad es brindarles educación, un terreno fértil para su aprendizaje y prepararlos como individuos para ser autosuficientes y aportar a la sociedad. Y eventualmente, será su responsabilidad el ser felices y construírse una vida extraordinaria para sí mismos.


No sé cómo es el mundo a través de sus ojos, espero algún día ellos me lo cuenten. En cuanto a lo que yo deseo, es que ellos vean a un mundo exterior lleno de posibilidades y a un mundo interior en constante evolución. En donde sus experiencias sean parte de su formación y no causas determinantes de su futuro.


Hace ya muchos años yo entendí que nuestro pasado no condiciona nuestro éxito futuro, que la vida en sí depende mucho de nuestra perspectiva de la misma y que como bien nos compartía Wayne Dyer este pensamiento que adopté en mi filosofía personal:


"Cuando cambiamos nuestra manera de observar las cosas, aquello que vemos cambia".




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