¿Qué te hace sentir poderoso?

Hace un par de semanas me invitaron a participar a un foro en el negocio muy interesante. En este foro se comparten algunas situaciones en las que nos hayamos equivocado, se habla de cómo se sobrellevó la experiencia, y la intención final es que dejemos ver al público el que no está mal cometer errores. Desafortunadamente por una situación extraordinaria, este se postergó, así que ya me tocará en otra ocasión hablar del mismo.

Pero lo que me trae hoy aquí es precisamente algo relacionado a esto. La semana pasada mientras me estaba preparando para el foro, estaba escuchando un audio con enseñanzas de Jim Rohn, en donde nos invita a trabajar en construir una autoestima inquebrantable y una confianza de acero. Él creía que ambas son pilares fundamentales para el crecimiento personal, y en la medida en la que las vamos desarrollando, aumenta también nuestra capacidad para cumplir nuestras metas. 

De acuerdo con su filosofía, todo aquello que poseemos ahora, tanto en el plano físico como mental, es lo que atrajo la persona en la que nos hemos convertido. Haya sido nuestra intención o no. Y tanto si no nos agrada lo que tenemos o creemos merecer más, nuestro enfoque debe ser hacia convertirnos en el tipo de persona que ya consiguió aquello que queremos. Siempre priorizando el ser antes de el tener.

---------------------------------

A inicios del siglo veinte, Rusell H. Conwell hizo muy famosa una historia en la que relataba la vida de un granjero persa llamado Ali Hafed que vendió su granja y abandonó a su familia para recorrer el mundo en busca de riquezas. Se dedicó a ello en cuerpo y alma, buscó por todas partes, pero desafortunadamente no pudo encontrar los diamantes que tanto ansiaba.

Frustrado, solo, desesperado y consumido por su búsqueda de riquezas, puso fin a su existencia. Al mismo tiempo, el hombre que había comprado las tierras de Hafed estaba agradecido por cada pedazo de hierba que ahora le pertenecía e invertía grandes dosis de esfuerzo y amor en su granja. Por la noche, rodeado de su familia y comiendo los frutos de su trabajo, sentía una gran dicha.

Uno de esos días, trabajando su tierra, hizo un hallazgo extraordinario. En el jardín que Ali Hafed había abandonado, se escondía una mina de diamantes, un maravilloso acre de diamantes. El humilde granjero se hizo más rico de lo que jamás había soñado y Ali, quién dedicó su vida a buscar la fortuna en tierras lejanas, murió sin saber que en la suya propia albergaba un manantial de plenitud en espera de ser explorado.

---------------------------------

Conwell a través de esta parábola, pregonaba que cada uno de nosotros poseemos un acre de diamantes en nuestro interior. Y conforme lo vayamos trabajando y pongamos en este, nuestra energía, disciplina y perseverancia, iremos descubriendo riquezas a las que no imaginábamos siquiera tener acceso. 

Últimamente he pensado mucho en esto, en la diferencia que marca el afrontar el día a día con una alta estima de nosotros mismos y con una gran confianza en nuestras capacidades y posibilidades. Porque es mucho el contraste de un día así, a cuando vivimos uno sintiéndonos pequeños e incompetentes ante los retos ordinarios de nuestra cotidianidad.

Sería grandioso si este estado pudiera mantenerse por grandes períodos de tiempo, al menos hasta este momento no lo he conseguido, pero lo que sí he logrado, es que he identificado ciertas acciones o situaciones que me hacen sentir bien conmigo mismo, que me hacen sentir capaz, que aporto. Que me hacen sentir poderoso.

Y es que de cuando en cuando, me llega por ahí algún mensajito, o incluso me han hecho saber en persona que uno de mis escritos les llegó en el momento indicado y les dejó algo de valor. O cuando en el Super, recompenso con un buen billete a un adulto mayor por su trabajo empacando mis artículos. O en el trabajo, cuando brindo apoyo, guía o consejo a alguien que no se lo esperaba y sin intención alguna de retribución. Ayudar me hace sentir poderoso.

Soy una persona de hábitos, pero ello no quiere decir que no me cueste realizarlos. Aún así, no importa si estoy cansado, enfermo o desanimado, no me fallo. O cuando enfrento mis miedos y descubro un horizonte mucho más amplio del que mi mente podía concebir. O cuando consigo vencer mi procrastinación y me vuelvo una máquina de entregables. Conquistarme me hace sentir poderoso.

Invertir en mí, en mi crecimiento, entrenar mi cuerpo todos los días, mantener mis ayunos entre semana, tomar duchas frías, cultivar mi conocimiento, reflexionar y aprender de mis errores, controlar mis emociones, agradecer y valorar lo que tengo en mi vida. Escribir y reforzar mi aprendizaje. Seguirme conociendo y mejorando mis habilidades. Labrar mi tierra y trabajar mi propio acre de diamantes, definitivamente me hace sentir poderoso.

Hace algunos días subí por ahí un video de Kobe Bryant en el que nos explicaba que su confianza venía de su preparación. Que cuando él se paraba en la duela, sabía de lo que era capaz, porque ya había hecho eso miles de veces, y ello le permitía la confianza para desempeñar un gran papel en la cancha.

Y esto me hace pensar, que también la confianza y la autoestima son un hábito, que podemos desarrollarlas a través del trabajo continuo y sostenido en el tiempo. Y en el proceso, a través de pequeñas victorias y tropiezos, nuestra mente se irá fortaleciendo y generaremos este bucle de virtud que contribuya a mejor versión de nosotros mismos.

---------------------------------

"Un pájaro no aterriza en una rama confiando en que la rama no se rompa, sino confiando en que si la rama se rompe, él retomará el vuelo".

Charlie Wardle.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un Domingo cualquiera.

¡Sal de ahí!

Claudia.