La inmensidad de lo minúsculo.

 Esta foto la tomé en el avión de regreso de un viaje de cuatro días por la región noroeste del país. Realizamos un recorrido por las localidades en dónde están nuestros equipos y nuestras operaciones para conocerlos y sensibilizarnos respecto al contexto en el que se desarrolla su día a dia. Fue un viaje maravilloso.


Conocí a muchos compañeros que tenía incluso poco más de una década de tratar con ellos sin conocerlos en persona y es muy agradable romper la barrera de la distancia y estrechar sus manos. Estuvimos en las operaciones, entendimos las complejidades a las que se enfrentan cada una desde su particularidad y conocimos también al talento que provoca que las cosas sucedan.


Fue una semana intensa, porque además de atender esta agenda, en paralelo tuvimos algunos conflictos operativos en otra región qué intermitentemente desviaban nuestra atención y los ajustes en la agenda estuvieron a la orden del día.


Ahora; sé que no es una buena foto y no es que quiera presumirla, pero aquí en el avión, en un vuelo de tres horas y media la mente empieza a divagar. Y al observar este panorama, me surgió esta idea: ¿Cuántas miles de personas están justo en este preciso momento ahí abajo con un sinfín de problemas a los que no ven solución?. Porque desde aquí arriba todo parece tan pequeño, tan simple, tan estructurado y tan lógico.


Einstein decía que no se puede solucionar un problema desde el mismo nivel de pensamiento en donde este se desenvuelve, tienes que elevar tu nivel de pensamiento para ver todos los aristas y buscar una perspectiva objetiva de la situación. Y claro que tiene todo el sentido, ¿cuántas veces no nos ha tocado lidiar con un insufrible estrés y daño emocional en una relación fallida a la que no le vemos solución?. Y años después de superarla, cuando reflexionamos al respecto, hasta resulta gracioso ver que la solución era tan obvia. Porque es fácil ver la obviedad cuando tu perspectiva cambia, cuando te elevas. Pero inmerso en la situación, cuando nuestras emociones nublan nuestro enfoque y magnificamos el problema, nada resulta obvio.


En ocasiones sobredimensionamos conflictos que no ameritan gran tiempo de nuestra apreciada atención. Los verdaderos problemas llegarán el día y en el momento menos esperado y seguramente no estaremos listos para ello.


El resto, debería ser minúsculo ante nuestra inmensidad.


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