Más allá de lo evidente.

 James Clear, autor de Hábitos Atómicos, nos dice que una de las habilidades de mayor valor en la vida, es la capacidad de ver el mundo desde la perspectiva de la otra persona. Sobretodo cuando estamos tratando de resolver un conflicto, cualquiera que este sea.


Si vas a visitar la casa de alguien, piensa cómo sería y cómo te sentirías si tú fueras el host. El tiempo que tendrías qué invertir a la organización, a la limpieza, a satisfacer las expectativas de los invitados. ¿Valorarías así la responsabilidad del host? Si estás hablando molesto a algún servicio al cliente para quejarte, piensa cómo sería estar en el otro lado de la conversación. Esta persona tiene muchas conversaciones difíciles y lidia con actitudes nefastas de parte de los clientes. ¿Cómo sería tu estado de ánimo si fueras tú el receptor de tal negatividad?


Por último, James nos dice que entre más te permitas entender el punto de vista de tu pareja, tu cliente o tu colaborador, estarás mejor posicionado para encontrar una solución al tema tratado. Brillante.


En lo personal, considero que la empatía es uno de los valores que me ha permitido progresar más profesionalmente. Me desempeño en logística y los conflictos están a la orden del día. Y en algún punto entiendes que nadie se despierta por la mañana pensando en cómo fastidiar al otro. No se trata de ti, ordinariamente se trata de las necesidades de la otra persona y el apoyo que necesita para que se resuelvan. Y sí, en ocasiones se muestran desplantes de ciertas actitudes o discursos que no aportan valor alguno, ¿pero quiénes somos nosotros para juzgar el porqué se actúa de tal o cuál manera? No conocemos su entorno, sus motivaciones ni sus problemas, pero lo que sí podemos tener por seguro, es que si caemos en el mismo juego y lo volvemos una batalla de egos, la solución estará cada vez más lejos de ser encontrada.


Cuando se trata de resolver un conflicto, tenemos qué aprender a escuchar al otro con un interés genuino por entenderlo. Sin fabricar respuestas mientras escuchamos su punto de vista, y sin tratar de imponer nuestra idea o de convencerle de que su aseveración es errónea. Tenemos qué ser los primeros en comprender y ayudar. Y solo de esta manera, lograremos transmitir esta confianza en la relación que permita quebrantar estas capas que nos fabricamos "porque no podemos permitirnos mostrarnos débiles", o "porque tengo que demostrar que siempre gano una discusión".


Muy importante mencionar que la intención es comprender, no sanar. No podemos asumir la responsabilidad de sanar al otro y andar por la vida evangelizando, por la simple razón de que no todos están dispuestos a dejar ir aquello que los lastima. Y en la medida en la que demuestres tu interés por ayudar al otro y la confianza se establezca, te darás cuenta de que las personas estarán también dispuestas a brindarte su mano en reciprocidad. Y al dejar de juzgar, entenderás el beneficio de observar más allá de lo evidente y conocer mejor al prójimo.


"Si tan solo pudiéramos ver el corazón del otro y entender los desafíos a los que cada uno de nosotros se enfrenta a diario, creo que nos trataríamos los unos a los otros con más gentileza, paciencia, tolerancia y cuidado".


Autor desconocido.



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