El hilo invisible de un destino impredecible.

 En la cultura japonesa, hay una historia que nos cuenta que existió hace muchos años, en aquellas lejanas tierras, una bruja que tenía la habilidad de ver los hilos invisibles que unían a las personas.


Cuando se enteró de esto el joven Emperador, la mandó llamar de inmediato, puesto que él quería conocer quién se encontraba al extremo del hilo atado a su meñique. Tenía gran curiosidad por saber quién sería algún día su esposa.


La bruja comenzó entonces a seguir el hilo invisible que partía del dedo meñique del Emperador. Andando, abandonó el palacio, la ciudad, recorrió el camino hasta una pequeña aldea, y entró en ella. En la aldea se celebraba un mercado, con humildes puestos de campesinos que ofrecían lo poco que tenían a los paseantes.


En uno de esos puestos, se encontraba una mujer muy delgada, con su bebé en los brazos. La bruja se acercó a la mujer, y diciéndole que se levantara, se volvió hacia el Emperador y anunció: ¡Aquí termina tu hilo!


El Emperador pensó que aquello no era sino una broma de la hechicera. Lleno de ira, empujó el puesto, y con este a la mujer, provocando la caída del bebé, que se hirió en la frente.


Al cabo de los años, cuando el Emperador hubo de tomar esposa, le confió su elección a la Corte. Se decidió entonces, que sería bueno para el Imperio que la elegida fuera la hija de un importante General.


El día de la boda, el Emperador estaba ansioso por conocer a la novia, quien apareció en la estancia cubierta por un velo. Al levantarlo, el Emperador descubrió una singular cicatriz en la frente de la que sería su esposa: era la marca que él mismo le había provocado años atrás, al hacerla caer de brazos de su madre.


- La leyenda del hilo rojo del destino.


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"En nuestras vidas, a veces nos encontramos con personas que están destinadas a cruzarse en nuestro camino. No hay accidentes, solo encuentros con propósito." 


Paulo Coelho.


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La primera vez que vi a Linda ella tenía 14 años y yo 17. Fue en Monclova, en mi casa. Su hermano tenía ya algunos años siendo el novio de mi hermana, y ese día llegó de Saltillo junto con su familia a presentarse oficialmente como tal ante mis papás. 


Papá no quiso salir del cuarto, estaba molesto, así que quien salió a recibir a la familia fue Mamá. Mi hermano y yo estábamos husmeando desde nuestra recámara, pero como el campo visual era reducido, se nos ocurrió ir a tomar agua a la cocina, y de paso podíamos observar a detalle a aquella inesperada visita.


Ahí la vi, mientras "tomaba agua". Ella estaba en la sala junto a sus papás. Era una muchachita. Quiero decir, siempre la vi como muy pequeña para mí, en aquel tiempo incluso distante; tres años en esa etapa de vida parecieran muchos. Y muy bonita, demasiado como para fijarse en mí con algún interés romántico. Tenía este gesto de que no quería estar ahí y se sentía incómoda. 


Terminaron el acto de formalidad, cumplieron su propósito, y partieron. 


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"Todo lo que ocurre en nuestra vida nos lleva a donde debemos estar, aunque no siempre podamos verlo en el momento." 


Haruki Murakami.


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Nuestros siguientes encuentros sucedieron también en Monclova. Hubo una etapa en la que, durante sus vacaciones escolares, Linda se iba a pasar algunos días con mi hermana, a nuestra casa. Casi no coincidíamos, porque en esos mismos días yo acostumbraba salir con mis amigos a la presa de Salinillas, en Anáhuac, Nuevo León. Solíamos quedarnos algunos días por allá.


Ya a mi regreso de la presa, en alguna ocasión coincidimos un par de días. Tengo por ahí algunas imágenes en mi mente de momentos lindos que llegamos a compartir. En ese entonces no sabía que esos momentos eran los cimientos de un futuro con ella. Los encuentros más significativos en nuestra vida se crean por fuerzas van más allá de nuestra comprensión, y no nos percatamos de ello, sino hasta cuando conectamos hacia atrás esos puntos en nuestras historias.


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"No vemos las cosas como son, las vemos como somos. Y a veces, la vida nos envía personas que reflejan lo que necesitamos descubrir en nosotros mismos." 


Anaïs Nin.


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En fin, los años pasaron y eventualmente yo migré a Saltillo para continuar mis estudios universitarios. Por alguna razón, Linda y yo siempre teníamos pareja y no había espacio para que se iniciara algo romántico entre nosotros. La atracción siempre existió; sin embargo, yo continuaba viéndola muy pequeña para mí. Mis novias generalmente eran más grandes que yo. Y yo generalmente era muy aburrido para las chicas de mi edad.


La vida es muy sabia, y todo nos llega en su justa dimensión, en el momento correcto. Por ahí compartí hace un par de semanas un video muy bonito en donde Pablo Motos, de El Hormiguero, nos habla precisamente de ello. De que las cosas suceden cuando tienen qué suceder, no cuando lo deseamos, sino cuando estamos preparados para recibirlas. 


Durante mi estancia en Saltillo, ella y yo estuvimos en otras relaciones de noviazgo. Ambos vivimos, en estas relaciones, muy bonitos momentos, otros bastante tormentosos. Fueron relaciones intensas, de aquellas que necesitas vivir para terminar de descubrirte como persona, y como pareja. En un par de ocasiones, se cruzaron nuestros caminos en alguna brecha emocional durante estas relaciones, pero sin éxito aparente.


Recuerdo que me llegó a invitar a un concierto de trova, y le cancelé de último momento. Tiempo después la invité yo, y me canceló de último momento. Y un día, en el que la invité al cine y finalmente pudimos coincidir ambos, llegó con mi hermana a dicha invitación... 


La vida es sabia. Quizá la persona con la que iba a compartir mi vida más adelante, no era esa persona aún. Quizá yo tampoco lo era, ni estaba preparado para que ella me recibiera en su vida todavía.


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"Lo que está destinado a ser, siempre encontrará una manera de suceder."


Sarah Ban Breathnach.


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Ya en el 2008, tenía yo 22 años, el destino me llevó a mudarme de Saltillo hacia San Luis Potosí. Profesionalmente fue una gran etapa de aprendizaje. Personalmente fue una muy oscura etapa en mí; hasta que Linda se cruzó por mi vida nuevamente. 


Este era, al fin, el momento correcto.


El destino es impredecible. Cuando la vi por primera vez, nunca imaginé que años después estaríamos uniendo nuestras vidas. Este 27 de Marzo, Linda y yo celebramos quince años de matrimonio. El universo ha sido muy bondadoso con nosotros. Empezamos con algunos tropiezos, con situaciones en contra pero con una fe enorme en nuestro futuro, en nosotros. Y sobre ese castillo de ideas y promesas en el aire hemos venido construyendo nuestra vida, ladrillo por ladrillo.


A lo largo de todo este tiempo, hemos aprendido a amarnos, también hemos crecido juntos, hemos aprendido de nuestros errores, continuamos aprendiendo a ser padres y aún hoy seguimos tejiendo promesas en el aire, porque sabemos que, con el tiempo, se volverán realidad. Linda siempre me ha permitido ser yo, ella me aterriza cuando mi mente empieza a volar sin rumbo, me acompaña y apoya en mis decisiones.


Dicen que el amor es intangible en esencia, pero de una notable presencia. Y que bajo su influjo se pueden llegar a cometer las peores locuras, pero también las decisiones más acertadas. Y aunque, hace muchos años, mi destino era impredecible, apareció ella al final de mi hilo.


Linda es mi decisión más acertada. 


Feliz quince aniversario.


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"La vida no es como la vives, sino como la recuerdas. Y no solo como la recuerdas, sino como la recuerdas para contarla."


Gabriel García Márquez. 



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