La frecuencia del universo.

 Leí a Wayne Dyer por allá de mis 20's. No recuerdo exactamente de quién o porqué, pero por alguna razón llegó a mis manos El poder de la intención. Es un gran libro. Sus ideas me resonaron mucho; incluso al día de hoy coincido con muchas de ellas.


En aquel tiempo, era común en mí que al finalizar un libro veía todo desde la óptica de ese nuevo aprendizaje. Robin Sharma dice que la persona que cierra un libro no es la misma que lo inició, porque el conocimiento nos influye, nos cambia. Y conforme pasa el tiempo, el aprendizaje lo vamos construyendo sobre lo que ya sabemos. No desaprendemos; aprendemos arriba de lo que sabemos. 


Y esa mezcla de conocimientos y, sobretodo, el cómo los aplicamos, se va convirtiendo en el filtro con el que vemos la vida. En nuestra perspectiva de la misma. 


En este libro, Wayne nos exponía cómo nuestras acciones y pensamientos, alineados con una intención genuina, influyen en nuestra realidad. Él era un creyente ferviente de que al practicar la bondad y el amor, de manera desinteresada, nos sintonizamos con la frecuencia de la intención, el deseo de nuestro corazón. Y esto facilita que estas mismas cualidades regresen a nosotros. Lo que damos al mundo, ya sea positivo o negativo, eventualmente vuelve a nosotros. 


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"Recuerda siempre que en la balanza de la vida, lo que das es lo que recibes."


Wayne Dyer.


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Hace mucho tiempo, existía un panadero que compraba mantequilla a un granjero cada mañana. Todo marchaba bien, hasta que un día, el panadero, desconfiado decidió pesar la mantequilla y descubrió que pesaba menos de lo que pagaba. 


El panadero, furioso, llevó al granjero ante el tribunal, acusándolo de estafador. Ya en el juicio, el Juez preguntó al granjero cómo pesaba la mantequilla para garantizar que entregaba la cantidad justa. Con humildad, el granjero respondió: 


- No tengo una balanza exacta, señor Juez. Lo que hago es usar una libra de pan, que me vende el panadero, como referencia para pesar la mantequilla que le doy. 


La sala quedó en silencio. El panadero entendió que el peso de la mantequilla que vendía el panadero, correspondía al peso del pan que él mismo vendía. 


Aquello que das, regresa a ti. La vida tiene una manera curiosa de reflejar lo que entregas. Antes de señalar a otros, examina tus propias acciones. La vida es un espejo y aquello que das al mundo, es lo que recibirás. Se justo, se honesto, porque al final el peso de tus decisiones siempre regresa a ti.


- La historia del panadero y la mantequilla.


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"La generosidad y la justicia no son actos, son inversiones en el alma." 


Napoleon Hill.


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Estaba escuchando hace poco una entrevista a Mario Alonso Puig. Él es un médico y conferencista español que comparte su mensaje con gran sabiduría, a través de maravillosas historias y una hermosa elocuencia; nos hablaba en esta entrevista del dar sin esperar nada a cambio. Mario cree que para el ego, dar significa perder, cuando en realidad lo que significa es ganar.


Aprender a ser generosos con los demás, no porque te lo vayan a agradecer, sino porque la generosidad en sí misma es un valor. Porque es maravilloso conocer a esas personas que no dan para recibir, sino simplemente para compartir, para sembrar. 


Y el dar no necesariamente habla de cosas materiales. El ayudar a alguien a resolver un conflicto, el escuchar a una persona que necesita atención o consejo, el fungir como esa conexión entre quien tiene la necesidad y quien la puede atender. El compartir un momento. E inclusive con cosas tan ordinarias como darle el paso a un peatón, a un vehículo; aún y que no correspondan de la misma manera contigo. 


Las matemáticas del universo son extrañas. Lo natural sería que el dar, reste, pero por alguna razón; sin importar cuán pequeño parezca, lo que das encuentra la forma de regresar a ti. A veces en gratitud, a veces en oportunidades, y a veces en lecciones inesperadas. El dar siempre vuelve.


Porque al final, no das para recibir, sino porque lo que entregas al mundo define quién eres… y el universo siempre encuentra la manera de recordártelo.


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"El universo no te castiga ni te bendice. Solo responde a la vibración de tu energía."


Anónimo.




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