Memento mori.

   Una de mis etapas de mayor conflicto emocional fue durante mi tiempo de residencia en San Luis Potosí. Eran tiempos difíciles, porque además de que ya venía de altibajos importantes, el trabajo me requería muchas horas y no tenía tanto tiempo para construirme una vida social, por lo que también fue una etapa muy solitaria. Tenía entonces 22 años. 


Por aquel tiempo, recuerdo haber leído una frase que versaba: La dicha de la vida consiste en tener siempre algo qué hacer, alguien a quién amar y algo qué esperar. Y estaba claro que yo solo tenía algo qué hacer. 


A mitad de mis 23's llegó Linda a mi historia, es decir, ya había llegado antes, pero no de esta manera (historia para otro escrito). Y mi vida se iluminó. Tenía ya alguien a quién amar. Un año después nos casamos.


Hoy cumplo 38 años. Y hoy, a diferencia de a mis 22's, cuando no veía un sentido, hay una frase que me alienta cuando lo necesito. Memento mori. Memento mori es una frase en latín que utilizaban los estoicos que se traduciría como: Recuerda que morirás.


Recordarme frecuentemente que voy a morir, me permite experimentar urgencia por vivir. Nos confronta con la realidad de nuestra mortalidad. Y sí, sé que quizá suena un poco oscuro, pero el propósito detrás de esto es recordarnos la fugacidad de la vida, interiorizar nuestra finitud y ganar perspectiva respecto a lo trivial de nuestras preocupaciones y lo superficial de ciertas metas. Motivarnos a vivir con significado y de manera consciente.


La vida es frágil y finita. Y su fin es impredecible e inevitable, por lo que no podemos dar por sentado nuestro tiempo aquí. Y al recordar que la vida es efímera, podemos encontrar una mayor motivación para perseguir nuestros sueños, vivir nuevas experiencias y contribuir de manera honorable al mundo.


Cuando encontré el amor, con este llegaron muchos planes a mi vida, a nuestra vida. Y en aquel entonces recuerdo que me abrí a ello porque lo ví como una aventura. Una aventura que me brindaría algo qué esperar. Siempre quise formar una familia, en un hogar de paz y amor. Y ahora formo parte de una gran familia de cuatro. Y es mi objetivo continuar trabajando y esforzándome cada día para ser una mejor persona, un mejor profesional y un gran ejemplo para ellos. 


Anhelo aquel día en el que vea a mis niños realizados, felices y convertidos en grandes seres humanos. Y en el que Linda y yo podamos regocijarnos del fruto de nuestro esfuerzo y continuar trabajando en los planes que de seguro seguiremos construyendo. 


Pero mientras eso sucede, Memento mori. Gracias por otro año más de vida.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

All my loving...

Cerrando círculos.