Escribiendo tu historia.

 "Mi madre siempre insistió en impulsarme a sacar lo mejor de mí. Cuando yo era pequeño, mamá me decía:


- Pablo, si te haces soldado, te aseguro que llegarás a ser General. Pero si prefieres seguir el camino de la religión y decides hacerte monje, te aseguro que serás el Papa.


Yo en cambio, decidí hacer mi propio camino, preferí ser pintor. Y me convertí en Picasso".


Pablo Picasso.


Me encanta esta reflexión. Transmite mucho. La leí por primera vez por allá del 2015, en aquel tiempo estaba yo trabajando en Sabritas en la planta de Saltillo y recuerdo que la usé incluso en algún evento de fin de año en el que me invitaron a dar un mensaje. Particularmente, en esa etapa yo me encontraba muy motivado, sentía que podía comerme el mundo y que nuestra oportunidad estaba por llegar.


En los últimos meses he estado llevando a Santiago a entrenar conmigo los fines de semana al gimnasio. Tiene ya 13 años y tenía yo esta culpa de padre de no tener momentos suficientes para compartir con él, sobretodo en esta etapa en la que creo es necesario reforcemos la comunicación y la confianza entre padre e hijo. Y creí esta era una buena excusa y oportunidad para hacerlo. Me ha gustado mucho. Hemos tenido buenas conversaciones, nos hemos permitido conocernos mejor y he visto también como poco a poco va progresando. Cuando recién empezamos, se derrotaba muy rápido mentalmente, se reía durante los ejercicios, no se enfocaba, y en términos de fuerza física, también había mucho por hacer. Hoy ya se exige a sí mismo, se enfoca, se reta, se alegra de ver los resultados, es más fuerte físicamente y tiene esa emoción que genera la expectativa de lo que puede conseguir. 


Y no es el único que ha aprendido. Yo he aprendido a ser más paciente con él, a permitirle equivocarse, he aprendido que me puedo dirigir y expresar con él como un adulto y que me entiende a la perfección. He aprendido que tiene muchas dudas. Que aunque no me dé cuenta, observa lo que hago y que imita muchos de mis gustos y comportamientos, por lo que tengo qué cuidar más el ejemplo que le estoy dando. Pero creo lo más importante, es que he aprendido que Santiago no soy yo. Y que él está escribiendo su propia historia.


Cada uno de nosotros tenemos el poder y la responsabilidad de diseñar nuestra historia. Y aunque pudiera percibirse muy cómodo el mantenernos con bajo perfil, el dejar nuestra vida a la deriva implica un riesgo muy alto, por lo que no podemos permitirnos ser solamente espectadores. Debemos ser los autores, los narradores y los protagonistas de la misma. La vida avanza, y si no ejercemos acción, esta no se detiene. No podemos esperar a que las circunstancias sean perfectas para accionar, porque nunca lo serán. 


Una práctica muy común entre los individuos de alto desempeño es que plasman sobre un papel de manera muy clara los objetivos que quieren conseguir, pero en tiempo presente y en estructura de agradecimiento. Es un ejercicio muy personal y sí, pudiera resultar algo romántico e incluso esotérico, pero podemos verlo como aquella guía a la que debemos acudir de cuando en cuando para revisar si nuestras acciones y hábitos están alineados a estos objetivos. Te sorprenderá darte cuenta de que más pronto de lo que esperabas, varios de ellos ya los habrás conseguido. Y también es muy válido no hacerlo, pero si no definimos claramente lo que queremos, ten por seguro que seremos el medio para alcanzar sus objetivos en la lista de alguien más.


Y sí, no todo será armonía. En nuestro andar, la vida nos dará reveses, enfrentaremos derrotas y puntos de quiebre, ¿pero qué historia que sea emocionante no los tiene? Cada capítulo de nuestra vida es una oportunidad para experimentar, aprender, crecer y transformarnos en nuestra mejor versión.


"No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final".


C.S. Lewis




Comentarios

Entradas más populares de este blog

All my loving...

Cerrando círculos.